lunes, 7 de marzo de 2011

Las comparaciones resultan odiosas


En los últimos días, algunos medios de comunicación nacionales han descubierto súbitamente una diferencia entre el sistema financiero español y el de los Estados Unidos: allí, cuando no puedes pagar una hipoteca, devuelves la casa al banco y te vas de rositas con tu deuda saldada.

La idea ha prendido entre las brillantes mentes de los periodistas, y la de algún político, que aquí podríamos hacer lo mismo. La situación actual es que muchas personas recibieron del banco un préstamo cuyo importe excede con mucho el valor real de la casa. No pocas están ahogadas con la deuda. Pero vender ahora no es una opción, porque no encuentras compradores, o porque los compradores que encuentres no tienen disponible crédito en un banco. La entidad financiera acreedora de turno es renuente a aceptar el bien garante de la hipoteca (la casa), porque ello supone reconocer una pérdida, y si lo hace va a ser dejando al acreedor sin casa y todavía con una deuda más o menos grande. Total: un panorama horroroso.

En esta situación, el sistema estadounidense parece la solución para que los bancos dejen de especular con vivienda, sobretasar, y para que dejen en paz a la gente buena que no sabían en que "emboalo" les estaban metiendo. Si la deuda te ahoga, te vas al banco, le tiras las llaves del piso al director de la agencia en su #&/@ cara, y ya libre de deudas caminas con tu chica de la mano hacia un glorioso atardecer, en busca de un piso de alquiler.

Nada más lejos de la realidad. Una vez más, se recibe tan sólo información incompleta de lo que sucede allende nuestras fronteras. La consecuencia es que nos formamos una idea equivocada de la realidad, tanto de la extranjera como de la nacional.

Mientras me encontraba enfrascado en el desempeño de mis labores profesionales, un cliente me pregunto que pensaba acerca de la propuesta de que los bancos se tuviesen que contentar con la vivienda hipotecada en caso de impago. Sus ojos brillaban con la esperanza de verme temoroso ante esa posibilidad.

Pues estupendo, le dije. Si la responsabilidad de un deudor se limita al bien hipotecado, eso quiere decir que la entidad financiera tiene que asumir un riesgo añadido: el de que la dejen con un inmueble de mierda y devaluado. En finanzas el riesgo tiene un precio, en la forma de tipo de interés. Con ese sistema el tipo de interés de todas las hipotecas tendría que subir para cubrir a los bancos del riesgo añadido que asumen a la hora de conceder los préstamos. Resultado: la gente honesta y de bien paga un tipo de interés mayor, y los más beneficiados son los sinvergüenzas que no tienen pensado pagar la hipoteca, sino estar en la casa hipotecada rapiñeando hasta que les echan. En ese momento repiten el proceso, en otro sitio, con otro banco.

Este sistema no impidió a los bancos de Estados Unidos especular con inmuebles, sobretasar, y dar préstamos a gente que no podía pagarlos. Lo mismo que han hecho muchas entidades de aquí. Allí muchas hipotecas pagaban un interés del 8% al 12% (leído en un artículo del Spiegel de hace 2 años que este puto haragán que suscribe no ha podido encontrar), un tipo de interés para hipotecas que aquí no se veía desde hace 15 años. En esa época (2008) aquí se pagaba el 5-6%.

¿Compensaban esos beneficios del riesgo que se asumía?. Bien, resulta que ese 2-5% de diferencia que pagabas con un sistema de riesgo u otro (los tipos de la Reserva Federal y del BCE no tenían esa diferencia, con lo cual no explican toda la diferencia) los bancos lo reinvertían contratando pólizas de seguros sobre los préstamo para cubrirse de posibles impagos. La compañía de seguros cobraba una cuota anual y a cambio, si en ese período el préstamo se suspendía, le devolvía al banco el importe prestado. Todo ello era genial, porque el banco era el beneficiario de una póliza de seguro pagada por su propio cliente. En caso de impago embargaban la casa por un lado y cobraban la póliza por otro. No es de extrañar que especulasen a lo grande.

Si se consulta la hemeroteca (una vez más, a mí no me da la gana hacerlo) se verá que, junto con muchos bancos americanos, palmaron también muchas compañías de seguros que habían aceptado cubrir demasiados riesgos del mercado inmobiliario.

Con el sistema vigente en España, no sólo se paga menos tipo de interés. Cuando se contrata una póliza de seguro sobre el crédito - lo que muchos clientes hacen forzados por sus entidades - el beneficiario de la misma es el mismo titular del préstamo, y no el banco. De esa manera el banco recibe el pago del préstamo, pero el cliente mantiene su casa.

La única satisfacción que os puede quedar de tener hipotecas "a la americana" es ver la cara del gili del banco cuando le devuelves las llaves y le dejas el resto del cacho de préstamo sin pagar. ¡Qué gustazo!. ¿Verdad?. La hostia de miles de euros de pérdida que se come el banco te deja un gustirrinín...

Lo malo son las consecuencias. En Estados Unidos el piñazo que se ha pegado el sistema financiero es tan espectacular como merecido. Sin embargo, el país saldrá adelante porque su economía tiene algunas características de tamaño y dinamismo que tiran del resto y mantienen una inercia.

Pero España es un país comparativamente pequeño, y en lo que a dinamismo económico se refiere, lo emparedamos con trillones de ladrillos en nuestra propia orgía inmobiliaría. Si hubieramos tenido el sistema americano de distribución del riesgo hipotecario es razonable pensar que la especulación inmobiliaria hubiera sido la misma o mayor, y la caída de las entidades financieras hubiera sido insudablemente mayor, que la que finalmente se ha producido por aquí. Sin el dinamismo y tamaño de E.E.U.U. la situación hubiera sido peor.

Y es que al final, la realidad es que España no es Estados Unidos. Las comparaciones son odiosas, y aplicar la misma vara de medir a uno que a otro nos llevará muchas veces a conclusiones erronéas.

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