miércoles, 26 de febrero de 2014

Club Friedrich 22 de febrero.

Tras la escasa asistencia de la reunión de enero, la de febrero ha contado con la presencia casi constante de 7 personas. Ha sido posible organizar 4 partidas. Dos por la mañana y dos por la tarde. De manera simultánea, una de las partidas se jugaba con 4 jugadores y la otra con tres. A mí me correspondió jugar las dos partidas de 3 jugadores.

Idealmente se juega a Friedrich con 4 jugadores. Sin embargo, y desde que el propio Richard Sivel me reveló que buena parte del testeo del juego se realizó con partidas de 3 jugadores, me he atrevido varias veces a probar a jugar en tríos y puedo confirmar que el juego sigue funcionando de manera igual de eficiente.

Por la mañana me senté del lado prusiano, con Ringard delante mía llevando a Austria y Cris liderando a rusos, suecos, y franceses.

En mi primera mano de cartas no había un sólo diamante. En la segunda había un 7 de ese palo. Por otra parte, estaba robando bastantes picas. Para el turno 3 ó 4 robe en picas dos 13s, un 12, y un 11. Para entonces lo tenía bastante claro. Me iba a defender de Austria en el sector de picas de Silesia, en torno a Breslau. De acuerdo con ese plan logré colar a Federico (general 1) en Silesia como refuerzo. Como otra parte del plan perseguí al ejército imperial de manera constante e insistente hasta que fue eliminado en el sur de Hannover por un general hannoveriano. Esta caza y captura a Ringard le pareció algo excesiva, pero mi plan para defender en Silesia requería abandonar Sajonia relativamente pronto. Necesitaba retrasar al Imperio todo lo posible, o de otra forma me iba a causar problemas demasiado pronto. El Imperio retornó al tablero en torno al turno 8 ó 9, y de hecho había conquistado la mayor parte de sus objetivos hacía el final de la partida. Para mí, esto confirma lo adecuado de todos los recursos - en cierto momento, 3 ejércitos y 2 trenes de suministros - que emplee en la tarea.

La decisión de defender contra Austria en Breslau también la considero acertada. Ringard se quedo atascado ahí hasta el final de la partida. Así que la partida iba a ser decidida por lo que sucediera en mis flancos.

En oriente los rusos no perdían demasiado tiempo y dos generales suyos llegaban pronto al área de Kammin. Ataqué repetidas veces uno de ellos aprovechando unas buenas manos de cartas de tréboles esperando vaciar ese palo de cartas de su mano. Fue un error. Tenía que haberme conformado con hacer retiradas y economizar cartas. En el turno 6 la primera carta de evento era una reducción de subsidios. Otra salió en el turno 8. Más adelante eche esas cartas en falta.

En occidente Cris no perdía el tiempo y llegaba con rapidez al área de Magdeburgo con un ejército que se mantuvo allí hasta el final. Logré establecer un triángulo con un ejército hannoveriano en el sur. El del norte era destruido rápidamente.

Hacía la mitad de la partida Ringard llevó a cabo una estrategia que es habitual en él, pero que aún así no deja de sorprenderme cada vez. Envió un general bien provisto hacía el norte que comenzó a hostigar al general que yo tenía defendiendo en Magdeburgo. Comenzó un baile infernal con el que yo intentaba esquivar al austríaco e intentar colocarlo entre mí y el francés que también andaba por ahí. Tuve cierto éxito, pero fue muy costoso en un momento en el que estaba robando 4 cartas por turno.

Lo peor para mí es que hubiera podido parar ese ejército en seco. A mediados de la partida logre colar dos ejércitos en Sajonia, por donde se arrastraba el tren de suministro, pero perdí la oportunidad de aplastarlo. Por si fuera poco, uno de esos dos ejércitos fue eliminado por falta de suministro en Bohemia con 5 ejércitos.
Oportunidades perdidas. Un tren de suministros austríaco está a tiro de un ejército prusiano en Sajonia, y con ello el alivio de la posición de Magdeburgo. En lugar de ello, me conformé con retomar Radeberg que luego perdería.
Suecia abandono la partida en el turno 9. Tras demorar a los rusos todo lo posible, el general 7 que defendía Kammin era cercado y destruido en torno al turno 12. A los rusos les quedaba Küstrin por conquistar, en el sector de corazones. Justo los corazones que en ese momento me hacían falta para defenderme de los franceses al oeste. Mis opciones se agotaban. El ejército de incursión austríaco continuaba haciendo de las suyas, ahora en el área de Berlin y comprometiendo con ello toda mi defensa de Küstrin. 
Última foto que hice de la partida. En Silesia Breslau resiste. Un ejército prusiano va a ser eliminado por falta de suministro en Bohemia. Los rusos están acorralando al defensor de Kammin. En Magdeburgo franceses y austríacos me tienen contra las cuerdas.
En el turno 15 coloque a un ejército prusiano en Halle con suficientes tropas como para hacer una retirada automática de -1 contra el francés, pero sin darme cuenta que también estaba a tiro del ejército imperial. Ringard atacó con el imperial con la intención de retirarme un poco más cerca de Magdeburgo, pero yo no fuí capaz de entenderlo, y jugué cartas de corazones hasta obligarle a retirarse. Cris, a falta de su último objetivo en Magdeburgo, atacó con un ejército francés. Yo había contado mal y pensaba que podía retirarme automáticamente y conservar Magdeburgo. Cris y Ringard me indicaron mi error, y así me vi gastando todas mis cartas de corazones y una reserva en una batalla que perdí junto con la partida. Amargamente, en ese mismo turno salia la carta que sacaba a Francia de la guerra (India había salido en el turno 7).

En esta partida cometí muchos errores pequeños y grandes que, acumulados, resultaron en mi derrota. Llevaba meses sin jugar con Prusia y esta derrota me sirve para plantearme mis carencias. Ringard también jugo muy bien, haciendo justo lo que hay que hacer cuando el prusiano te deja clavado: buscarle y hostigarle en otra parte. Como en otras ocasiones que lo hace, es posible que se excediera al ejecutar está estrategia. Mi error final de gastar cartas de corazones contra el Imperio se debía a mi deseo terminar de una vez por todas con su hostigamiento. 

Cris merece una mención especial. Para alguien que ha jugado muy poco a Friedrich, lo hizo bastante bien. No hizo movimientos geniales, pero tampoco cometió errores serios. Nunca cejó en su presión. Toparme con un jugador de esa calidad fue el descubrimiento de la jornada.

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Apenas presté atención a la partida de 4 jugadores que se estaba desarrollando en la otra mesa. El azar ponía a Flojich en el papel de Federico, a JM con Austria, a Rf con Francia, y a V. con Rusia. 

Tan sólo realice una foto de esta partida, y fue a petición de Rf. La terminaron 30 minutos tras la mía y gano Austria en el turno 17. En la comida Flojich comentó de manera bastante extensa la partida. Por un lado había tenido bastante presión de JM que parecía intentar ganar con el Imperio. Rusia también intentaba una batalla de cerco en la que fue derrotada, pero hacía el final de la partida parecía también encontrarse en la recta final hacía la victoria.

En el Oeste Rf perseguía a Hannover hasta cerca de Bohemia, lo que aparece en la foto. Llegado un momento manifestó que con  8 objetivos logrados ya tenía suficiente. Le oí yo desde la otra mesa. Aparte de que no se debe discutir de estrategia durante la partida, su inoportuno comentario respalda a Flojich cuando se quejaba que Rf no jugo para ganar sino meramente para impedir ganar a Prusia. Conforme a esta política declarada se dedicó a perseguir ejércitos prusianos hacía la zona de Berlin en lugar de hacer un intento por sus propios objetivos.

Con razón Flojich se quejaba amargamente de este estilo de juego. El hostigamiento de Rf beneficio a todos menos a él mismo. Rusia estaba a punto de ganar tras todo el esfuerzo que V. había puesto, pero salió Elizabeth y como Suecia había abandonado antes, tuvo que tomar el control de un imperial mermado. La victoria final fue, como ya he dicho, para Austria tras haber gastado únicamente 6 cartas de 78 que había robado durante toda la partida. Este dato me hace sospechar que Flojich le estuvo aguantando durante mucho tiempo a base de constantes y costosas retiradas prusianas. Cierto es que la mano prusiana estaba baja hacía el final de la partida.
Situación en un momento relativamente temprano de la partida. A destacar. 1) Los 4 trenes de suministro entre Sajonia y Hannover.2) Prusia ha cedido Sajonia al Imperio y a Austria. 3) Como ya no necesita sus diamantes allí, aparentemente Prusia prefiere utilizarlos contra Rusia.

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De nuevo me toco en suerte Prusia en otra partida de 3 jugadores. Will había llegado por la tarde y se sentó delante mía controlando Austria. Para el papel dual de Rusia y Francia le toco a Rf, nuestro doble finalista.

Precisamente él se convirtió en el protagonista de la partida... por lo terriblemente mal que jugó. Habitualmente tiendo a ser considerado con los puntos de vista de los demás jugadores porque yo también cometo errores. Pero Rf merece mención especial en este caso porque lo suyo no fue una sucesión de errores independientes y casuales. De hecho, es muy bueno y cuidadoso a la hora de mover sus piezas para obtener los resultados que él desea. Su problema es, precisamente, que lo que desea conseguir no guarda relación alguna en su importancia con los medios que emplea para conseguirlo. No es que juegue mal. Juega sistemáticamente mal.

Incluso si se tiene en cuenta que Rusia quedo eliminada al final del turno 6 con la primera carta del destino, tengo muy claro que fue el especialmente lamentable mal juego de Rf el que marcó pauta de la partida e hizo casi inevitable mi victoria. Al acabar le dije "¡Has jugado muy mal, y tengo fotos para demostrarlo!". La parte que sigue va a contener bastantes fotos de la partida. Siento que la calidad no sea óptima, pero creo que permitirán a quien tenga una copia del juego seguir la partida de manera bastante correcta y juzgar si lo que digo es cierto.





De arriba hacia abajo son fotos de los turnos 3, 4, y 5. Están sucediendo varias cosas a la vez, así que me explicaré por zonas.

En el lado de Prusia Oriental (esquina inferior izquierda) el ejército prusiano está a tiro de un ejército ruso. Sin posibilidad de esquivar el combate. Pero Rf me hace el favor de retirar al ejército que me había acorralado para apilarlo junto con otro y así luego avanzar juntos y atacar, lo que harían en el turno 5 con una fuerza de 12 puntos. 3 turnos de gracia. El 4º ejército ruso inicia una persecución alocada de un tren de suministros prusiano hacía el interior de Polonia. Al terminar Rf. dijo que había hecho todo esto para asegurarse de que el ejército de Prusia Oriental no se escapaba por ningún lado. 4 ejércitos, 2 trenes de suministro, 16 puntos de tropa y 5 turnos para destruir un ejército de 2 puntos de tropa.

En el lado derecho de las fotos se observa como Rf. concentra una torre triple de generales franceses. Logro colar a Cumberland por el sur, pero cometí un error contando espacios y en el turno 5 la triple pila francesa lo destruye totalmente. 7 tropas pérdidas en un instante, pero todo el ejército francés pierde 2-3 turnos y Ferdinand (el otro hannoveriano) no tiene a ningún francés delante que bloquee la siguiente jugada.

Contra Austria decidí en seguida hacer una defensa en diamantes tanto en Sajonia como en Silesia. En el turno 3 tengo otro despiste y dejo a los generales de Silesia en una frontera diamantes-picas. Will aprovechó la oportunidad para darme un susto e intentar cambiar sus picas por mis diamantes y desmontar mi estrategia. Por fortuna para mí, él no debía tener una variedad muy grande de cartas porque la segunda carta que jugó me daba una retirada de 2 puntos que acepté inmediatamente. Tras eso, todo volvía a la normalidad en el sur y ya no tenía más despistes.


Comienzo y final del turno 6. Último turno de Rusia.Yo había adelantado el general 7 hacía Polonia porque recordaba que Flojich había dicho que Rf no jugaba para ganar, y temía que el ruso que estaba en Polonia bajase hasta Silesia a combatirme en diamantes. Quería amenazar su tren de suministros. Rf. comentó que esperaba que tuvieramos un combate en diamantes en Polonia. A mi no se me había perdido nada en el centro de Polonia, pero había conseguido desviarle de la zona con diamantes que si me importaba de verdad. Nunca me he sentido más indiferente al abandono de Rusia que en esta partida. Hubiera necesitado otros 3 turnos para llegar con una única pieza a la zona de tréboles en Kammin donde yo me había planteado defenderme.

En este turno 6 Rf. dejo morir adrede 7 puntos de tropa en un general en Prusia Oriental, con la intención de recomprarlos en el turno 7 en generales que estaban más al oeste.

En Hannover, tras echar para atrás por falta de suministro al sueco que Rf había enviado en apoyo de Francia, yo había logrado acumular una buena mano de cartas de tréboles y corazones con los hannoverianos. Gracias al tiempo que tardaron los 3 generales franceses en retornar desde el sur, pude colar a Ferdinand por el borde oeste del tablero. Si todo salía bien, volvería a montarle a Rf el triángulo. Si no, por lo menos esperaba gastarle a Rf sus corazones con los míos. La fuerza exagerada que había aplicado en aniquilar a Cumberland me permitía hacer esto.


Turnos 7 y 8. Logro colar a Ferdinand por el borde occidental del tablero, intercambiando algunos corazones con Francia por el camino. En el turno 8 Rf coloca de manera cuidadosa (se ve en la foto de abajo) 2 generales y 2 trenes de suministro para cerciorarse al 100% de que Ferdinand desaparecerá por falta de suministro en el turno 9. Pierdo otros 6 puntos de tropa, pero Francia pierde unos 30 puntos de corazones en el proceso y 2-3 turnos que me servirán para levantar la siguiente barrera de defensa en el sector de tréboles en la esquina noroccidental del mapa, en Diepholz.

Un ejército austríaco merodea por Berlín y el norte de Silesia. Este movimiento de Will me preocupó y me obligo a dar un rodeo muy largo con el general 7, que tenía 7 puntos de fuerza que necesitaba urgentemente en otras zonas.


Turno 9. La Barrera de Diepholz quedaba instalada gracias a la constante demora francesa. El ejército que la sostiene tiene sólo 2 puntos de tropa. A estas alturas había acumulado también una notable cantidad de tréboles en la mano hannoveriana. Superar esta defensa llevaría unos 3-4 turnos más a Rf y la intervención no sólo de los 3 ejércitos franceses, sino también del sueco que, si bien me gastó una carta de trébol, me otorgó un turno de regalo al colocarlo Rf. en medio del camino francés. He de reconocer que tuve algo de suerte con las cartas para hacer una última retirada en un momento crítico. Al final cambie unos 30 y pico puntos de tréboles de la mano hannoveriana por otros tantos puntos de corazones de la mano francesa. Lo hizo al empeñarse en comerse el tren de suministro azul claro en la frontera de corazones-tréboles (Osnabrück), algo totalmente innecesario porque ese tren ni podía atacarle ni reconquistarle banderas.

Foto de aproximadamente el turno 14. ¡Por fin Francia avanza hacía Magdeburgo!. Pero ha tardado tanto tiempo en hacerlo que a Prusia le ha dado tiempo a acumular una generosa mano de corazones, incluso tras una reducción de subsidios en el turno 9 ó 10. La ventaja prusiana es aún mayor si se tiene en cuenta los más de 60 puntos en corazones que Francia ha gastado contra Hannover y que le hubieran venido de perlas más tarde. A estas alturas Rf. había perdido la partida con Francia hacía ya muchos turnos. En tres ocasiones había empleado la táctica de superar a un único ejército hannoveriano con todas las fuerzas francesas. Lo logro en las tres ocasiones, pero el gasto en tiempo, fuerzas, y cartas dedicadas a ello fue elevadísimo, y encima cada victoria le ponía en una situación más complicada que la anterior. Tanta victoria pírrica no sostenía estrategia alguna, sino una falta absoluta de la misma.

Curiosamente la foto también recoge el momento en el que Rf. estuvo realmente más cerca de ganar, de nuevo por un despiste mío. El ejército sueco ha retornado al tablero tras ser aniquilado. Justo por los pelos tenía un general a alcance suficiente como para quitarle en 4 turnos un objetivo (Malchin) antes de que conquistase los 5 necesarios para ganar. En este turno y el siguiente estaba preocupado de que el general francés más al este se fuese a por este general mío y lo retrasase lo suficiente como para lograr la victoria con Suecia. La pieza sueca había intentado ayudar a los franceses contra Hannover, pero a Rf. no se le ocurrió darle la vuelta a este concepto y ayudar a los suecos con los franceses. ¡Eso si que hubiera sido una jugada genial!. El general francés fue hacía el sur y yo respire aliviado.

También en esta foto se ve como Will ha colocado una torre triple austríaca en una frontera de diamantes-tréboles en Silesia. Naturalmente, aproveche la ocasión para atacarle y gastarle unos 20-30 puntos de diamantes con los tréboles que tenía en la mano. Eso aniquilo casi todas sus posibilidades de ganarme. Hasta ese punto el palo que más abundaba en mi mano eran las picas, y no los diamantes. Aún así Will no cejó en su empeño y continuó atacándome repetidas veces en Silesia y Sajonia en diamantes. Llegó incluso a cercarme. Le rechazaba cada vez con terribles pérdidas, pero volvía una y otra vez. Hacía el final mi mano de diamantes se estaba reduciendo de manera notable y me empezaba a preocupar un poco aunque sabía que la partida podía acabar en cualquier momento.

Rf entraría con Francia varias veces en el área de corazones de Magdeburgo. Para nada. Él tenía superioridad en tropas (16 puntos) pero yo tenía ahí 2 generales con 9 puntos, y estaba gastando todos mis corazones y todas mis picas contra sus corazones mermados en 60 puntos. En este momento yo no estaba jugando de manera óptima, gastando cartas a porrillo para retrasar a Rf uno o dos espacios. Pero francamente daba igual. Ni jugando mal podía perder. Que Rf. me diese lecciones de táctica de estos últimos turnos me parecía una sandez después de los tremendos errores de juicio que le habían costado la partida por un margen tan claro.

Por falta de tiempo dejamos la partida en el turno 21, momento en el que Francia se retiraba de la guerra. La partida hubiera durado hasta el turno 23, con el abandono de Suecia.

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No seguí la otra partida que estaba teniendo lugar aquella tarde al mismo tiempo que la mía. Tampoco tome fotos de ella. Lo que cuento aquí es un resumen de lo que me han escrito Ringard y C_M sobre la misma. JM se quedo con Prusia, Ringard repitió como Austria. C_M comenzó controlando Francia y Rusia hasta que llego Freddy para tomar el control de Rusia en el tercer turno.

Hasta entonces los 4 generales rusos se había repartido en dos grupos de dos, como es habitual. Dos avanzaban sobre Prusia Oriental, y los otros sobre Pomerania. Freddy no sabe nada de convencionalismos. Al cambiar de jugador los 4 rusos se concentraron sobre Prusia Oriental, dónde tardaron muchos turnos y gastaron muchas cartas para conquistar ese área y reducir al solitario prusiano que allí se encontraba. JM también se desgastó mucho en cartas en esa defensa, lo que contribuiría a su temprana debacle mucho más de lo que lo hizo una reducción de subsidios alrededor del turno 10. Posiblemente hubiera debido contentarse con haber distraido a todos los rusos durante unos pocos turnos y economizar cartas.

Ringard se dedico a conciencia a gastarle a Prusia cartas de su mano. No tardó en organizar una pila triple de tropas que iba embistiendo turno por turno al prusiano que pillase cerca. JM no pudo o no supo esquivar esta torre de ejércitos, cediendo algún objetivo en el proceso, y hacía pequeñas retiradas que le mantenían en el tablero pero le estaban saliendo muy costosas.

Contra Francia las cosas andaban mejor. Confiando en la debilidad de la mano de Hannover, C_M lanzó a todas sus fuerzas a un ataque simultáneo de los azulclaro. Jugó a por todas y como la mano de Hannover resultó ser más fuerte de lo que se esperaba sufrió una severa derrota que le costó varios objetivos.

A pesar de todo, la resistencia de Prusia cedía por el constante declive de sus recursos. Hacía el turno 13 Rusia, Francia, y el Imperio se encontraban a punto de ganar. La victoria era al final para Ringard con el Imperio, mientras que a C_M se quedaba a falta de Diepholz para ganar, aunque intentase tomarla en el último turno.

6 comentarios:

  1. Como vengo acostumbrando últimamente... voy a relatar la partida que en la que me tocó repetir de menú aliado del día.
    Esta vez, no esperaba que me tocara ser prusiano como en la partida anterior. Aún inacabada me había dejado satisfecho y, la verdad, tampoco me apetecía repetir puesto que llegué con un poco de sueño a la partida matutina. Pese a mis deseos, el destino me señaló de nuevo y repetí como prusiano. Le ofrecí el puesto al jugador ruso en vista de que nunca lo ha jugado, pero no aceptó mi oferta.
    Dado que no había pensado en la disposición inicial, deberes que me gusta hacer en casa (más que nada para no dilatar el comienzo de la partida ni cometer errores tontos de colocación inicial), decidí repetir la disposición de la partida anterior en vista de que otras cosas se repetían, en concreto, mi rival austriaco. Como ejemplo de los errores tontos que se suelen cometer cuando uno está dormido, diré que en contra de mi voluntad coloqué igual número de hannoverianos en ambos ejércitos pensando en cambiarlos más tarde, pero lo olvidé. Caí en ello al inicio del turno 2, por lo que me callé la boca y seguí adelante.
    De inicio la partida me fue fatal, cometí constantes errores que me hicieron sufrir bastante y que determinaron, junto con unas cartas del destino algo desfavorables, que sangrara cartas en todos los frentes.
    Entre esos errores debo destacar que la falta de compra de un ejército para Prusia oriental hizo que en el turno 2 tuviera que volar al octavo ejército que pretendía atrincherarse en el sector de tréboles y hacer sufrir al ruso. No fue así, así que tuve que dejarme apretar por el combinado ruso-sueco plantando a mis ejércitos 3 y 7 en medio, en los límites de los sectores de trébol y diamante del norte de Prusia, algo que le dio cierta comodidad al Sueco para conseguir 9 de los 10 objetivos cuando se levantó del tablero.
    Cometí un error de especial notoriedad moviendo juntos a los ejércitos antes mencionados, permitiendo al jugador ruso a cercarme con dos ejércitos y los dos trenes de suministro. No obstante, pude librarme debido a que no tuvo cartas suficientes para plantarme cara en condiciones ya que le había sangrado de tréboles varios turnos antes y mi mano de tréboles era muy superior a su mano de corazones. Con ello se me abrió la puerta y pude retirarme honrosamente de uno para, en el siguiente turno, hacerme con sus dos trenes de suministros y retrasar su avance a la vez que conjuraba la derrota total.
    Si bien, V., como lo llama nuestro anfitrión, es el más novato de los jugadores del grupo, opino que tiene un gran potencial. Comete errores de principiante, algo que achaco a que no ha jugado aún de prusiano, pero juega bien. Un error reseñable fue que acto seguido a que le comiera los trenes (algo que no sé bien por qué consideró un error por mi parte) construyó ambos en sendas ciudades rusas en lugar de hacerlo uno tras otro en turnos consecutivos en la ciudad más adelantada de las dos, algo que te ahorra un turno al menos, justo el que le faltó para ganar.
    En cualquier caso, merito tuvo su actuación, ya que estuvo a punto de ganar como ruso y como sueco, y tuvo entretenidos a tres ejércitos prusianos, puesto que me obligó a tener un ejército casi constantemente cubriendo el sur de su frente para que no marchara al norte con todas sus fuerzas.

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  2. No le fue de gran ayuda en este caso una mala costumbre de Rf, que es el no parar de comentar la partida (algo de lo que me quejé varias veces y que no sirvió de nada), quien declaró, para desgracia de V. quien lo creyó, que yo tenía una mano cargada de picas. No era así, pues, si bien en combate no gasté casi ninguna, era de lejos el palo principal con el que compraba mis refuerzos. Dado que mantuve casi toda la partida a casi toda la soldadesca prusiana en el tablero, puede fácilmente imaginarse el gasto de picas que realicé. Ello llevó a V. a no lanzarse salvajemente contra el tímido ejército de 2 que defendía el último objetivo ruso en picas. De haberlo hecho con un poco de ahínco, me hubiera hecho claudicar rápidamente y se hubiera adjudicado la victoria casi seguro.
    El frente austriaco, esta vez, se dibujó de un modo completamente diferente que en la pasada partida, para mi satisfacción y alegría. Esta vez, Austria se hacía fuerte en Sajonia, expulsándome como una imparable marea, a fin de abrir la puerta a un Imperio que estuvo bien cerca de llevarse la partida.
    Yo era joven y necesitaba los ejércitos en Silesia, así que, de inicio, puse 14 allí, los cuales estuvieron haciendo la estatua unos 10 turnos. La verdad es que cuando el austriaco apuesta fuerte por el Imperio, uno no se lo espera, y hasta que el mensaje de que debía abandonar Silesia llegó a de mi córtex a mis manos pasaron una eternidad de turnos, algo que me hizo renquear todo el tiempo, puesto que afrontaba los combates en todos los frentes en inferioridad numérica.
    Mientras todo esto se desarrollaba, en el frente francés las cosas no marchaban mal. Pese a la sistemática con la que Rf aplica una insuperable presión en su frente, su falta de credibilidad en su propio triunfo, llevó a que en el frente francés, pese a estar de rodillas mucho demasiado tiempo, no sintiera que fuera un frente perdido o descontrolado.
    El francés se concentró inicialmente en la sistemática destrucción de Hannover, persiguiendo a uno de los ejércitos hasta el mismísimo borde sur del mapa, donde el SRIG se junta con Austria, y al otro destruyéndolo en una retirada de 4 errónea que cometí en un ataque propio fuera de suelo hannoveriano, que me dejó suficientemente lejos como para no poder volver a casa sin fallecer por el camino, todo ello en un contexto de fintas tácticas sin apenas disparos en las que yo intentaba sangrar corazones al francés y él ponerme la trampa. Este último envite posibilitó que Rf situara permanentemente un francés junto a la salida de Hannover impidiendo su reconstrucción. De este último combate me anoto mentalmente no volver a comprar tropas antes de un combate en un palo que necesite a corto-medio plazo, para reducir una inferioridad en ejércitos. Me queda claro después de tanto tiempo que gastar dos puntos en cartas por combate es mejor que ganar dos puntos en combate al coste de doce en refuerzos. Es un error recurrente que prometo no cometer más.
    El ejército del sur, en un mar de piezas de todas las nacionalidades circundantes corrió la misma suerte al ser cazado, por el exceso de celo francés, el tren de suministro cuando el hannoveriano iba en apoyo de Prusia a defender el último objetivo que al Imperio le faltaba por conquistar para vencer. Ciertamente, el francés siempre ha de tener motivos para matar hannoverianos, pero teniendo el frente sur de Hannover suficientemente seguro, una defensa francesa tan adelantada es más una ayuda para el Imperio que para la propia Francia. No obstante, con la perspectiva del tiempo sobre lo pasado, no me extraña este comportamiento del francés, puesto que para entonces él, como declaró abiertamente a los presentes, ya había alcanzado el clímax de seguridad que le da a uno sentir que ha cumplido, con la conquista de 8, de un total de 10 objetivos.

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  3. Así las cosas, considero que la defensa de Maldebugo fue un paseo, puesto que el francés no mostraba más que un tímido interés en conquistarlo permitiéndome el lujo de gastar hasta corazones en recompra de tropa. El influjo de la falsa creencia en la mano de picas prusiana (algo manifiestamente falso a la vista de la delgadez del mazo de cartas prusiano, el de verdad, no el imaginario) que se había desatado tras un leve toma y daca en el sector de picas de Hannover entre el francés y el prusiano allí asentado (pura psicología), me hizo posible montar una pinza con escasos recursos que acabó por disolver el poco interés del francés, si tenía alguno, en ganar la partida por sus propios medios, pese a tener al hannoveriano sumido en la más absoluta de las derrotas y a un prusiano que no hacía otra cosa que no fuera ceder su posición a un alto coste en cartas al francés, cada vez que era víctima de sus ataques.
    Pese a la manifiesta renuncia a la victoria francesa, al menos Rf tenía ganas de ganar con el Imperio y hacía ímprobos esfuerzos en golpear al prusiano en el sector de diamantes de Sajonia, masificando la región de piezas, primero con dos ejércitos franceses, uno de los cuales interceptó a un solitario prusiano que iba destinado a la retaguardia austriaca y que simplemente pasaba por allí y se puso a tiro, lejano para el francés, pero a tiro, y posteriormente con uno solo, empeñado en volar un general prusiano de los dos que, renqueantes, defendían al austriaco. El otro general con éxito me iba vaciando de tréboles al general que desde dicho sector formaba pinza sobre Maldeburgo. Para mi buena ventura, no era apoyado por otros franceses gracias a la firme creencia de Rf de que una vez que te hacen la pinza en Maldeburgo ya no puedes hacer nada.
    Todo este apoyo que Rf desplegaba sobre el frente austriaco hacía su efecto, para alegría del bando correspondiente. Dicho frente se concentró principalmente el Sajonia, ya que en Silesia, como comenté antes, lo que había era dos torres de dos piezas, mirándose fijamente a los ojos, pero sin muchas ganas de gresca. En cambio Sajonia era un hervidero de movimientos y fintas tácticos con el objetivo austriaco de hacerle la cama al Imperio. A punto estuvo el Imperio de llevárselo muerto, pero los avances y retrocesos constantes del frente, y el exceso de piezas hacen verdaderamente muy difícil para el Imperio vencer marchando hacia casa en lugar de avanzando, algo que le tocó ejecutar a JM sin un más que merecido éxito. Mientras tanto, Austria se enfrentaba al mismo problema que se le planteó en la partida anterior y que, entonces, le puso las cosas más difíciles: atacar al prusiano para empujarlo hacia donde él quiere, o no atacarlo y dejarlo respirar (esta vez, en el cogote del Imperio). Como nota de las habilidades de JM, recuerdo que él mismo ejecuto una maniobra similar con el Imperio, retirándolo 4 espacios para quedar a distancia de defensa de unos objetivos del Imperio que iba a levantar en el turno siguiente.
    Al final, la crisis prusiana con el Imperio se resolvió a favor de Prusia, puesto que hay que ser un matemático para sacar adelante algo semejante a lo que se montó, máxime cuando los ejércitos prusianos en Silesia reaccionaron finalmente y entraron en Sajonia al rescate de sus hermanos, equilibrando toda la contienda.
    No obstante, Austria, sobrada en efectivos decidió recuperar el tiempo perdido y, aprovechando que, tanto ruso como, sobre todo, francés inmovilizaban a los únicos dos generales que podían haberse destacado en ese momento en Silesia, decidió ir poco a poco cosechando objetivos, alzándose con la victoria pocos turnos después ante la llegada, más simbólica que efectiva, de un general prusiano.

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  4. Las TCs, esta vez, fueron bastante buenas, pocos valores centrales, más valores altos que otra cosa y valores bajos en los palos necesarios, con tres reservas totales para Friedrich. Las de Hannover algo peores, pero con lo poco no se puede pedir. En resumen, mucho trébol y escaso del resto. Cometí el error de gastar muchas cartas en los primeros turnos, por lo que luego tuve que moderar el gasto más adelante para poder sobrevivir. De ahí que mis combates a lo largo de la partida, salvo los decisivos del frente ruso, fueran más retiradas de uno que otra cosa.
    Las cartas del destino, si bien en eventos no se prodigaron mucho, creo que me fueron ligeramente contrarias. Poemas en el turno 7 u 8, y tres o cuatro turnos hasta la salida de Suecia, y otros 2 más para India y en el penúltimo turno, Zarina.
    En general, pese a un inicio bastante lamentable por mi parte y un desarrollo con bastantes despistes, hice una partida que para mí tiene un mensaje claro que me dará seguridad para salvar partidas futuras y no tirar la toalla si se suceden adversidades: Pese a jugar mal con Prusia, se puede ganar. Sí, habéis leído bien, creo firmemente que pude ganar. Pese a la más que merecida victoria austriaca (JM está adquiriendo grandes habilidades. Para muestra sus últimos resultados), creo que si el francés se hubiera centrado en lo suyo, mis posibilidades de ganar, y a la vez las suyas, hubieran aumentado bastante y me hubiera podido revolver lo suficiente los cuatro turnos que restaban en condiciones de disputar la victoria in extremis.
    ¿Por qué no sucedió? Lo tengo muy claro. Se debió a las injerencias francesas en un frente que no era el suyo sin ganancia apreciable que pusiera la victoria al alcance de su nación, algo limitó mi capacidad de respuesta frente al austriaco. ¿Cómo hemos llegado a este punto? La verdad es que creo que es una consecuencia de lo que hemos hablado de lo que piensan los alemanes de ayudar en otros frentes y lo que pensamos nosotros respecto a generar un legítimo desequilibrio al prusiano. Rf lo ha ejecutado dicho acto en su máximo exponente y sin medida, haciéndome sentir como su víctima más germano que nunca.

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  5. La verdad es que el juego de Rf en los últimos tiempos me está resultando malo en esencia. Está contaminado. Me recuerda un poco a lo que le pasó a Joselito tras su primer FWC. Vino tan contaminado por el juego de Anton Telle, que le llevó más de seis meses recuperar un nivel de juego similar al que tenía cuando se fue. Ahora a Rf, tras el FWC le ha pasado lo mismo. Sigue estrategias sin sentido (defensas adelantadísimas y piezas fuera de frente) que provocan dos defectos que considero graves. El primero (que determina en parte también el segundo) es que Rf es tan meticuloso en la ejecución de sus planes (y no lo digo por su legendario manejo de las fichas ;)) que cuando ya te ha hecho el doble nudo marinero, no tiene suficiente, y te tiene que hacer el triple nudo marinero, de modo que no gasta las cartas que debe, te da aire y deja de acosar a tus ejércitos con tal de que no escapes, dándote así más aire. Es como el supervillano de película que tiene que matar al superhéroe de un modo rebuscado, dándole así la posibilidad de escapar. La diferencia es que él sí te mata, pero pierde el tiempo a costa de su propia victoria. Es algo que no hace sólo en Friedrich, que en CDGs da muy buen resultado, pero es algo que no es para este juego. Y el segundo es que si tienes una posibilidad de hacerle la vida difícil (con lo difícil que es hacérsela), pese a que le resulta un reto entretenido, pierde la fe en su propia victoria y se dedica a otros objetivos menores, pues se conforma más y antes que nadie con ser segundo, tercero o cuarto.
    Esto último entiendo que se debe al miedo a sufrir un descalabro, consecuencia de que hemos dejado de jugar a Friedrich a ganar o perder. Ahora se juega a los puntos y ello da más oportunidades de hacer un juego insulso y descafeinado. Los dichosos puntos no dirimen desempates o miden una contribución real de los jugadores a la victoria o la derrota. Al depender de un modo u otro de las ciudades que conquistas, hacen fácil calcular o estimar en todo momento cómo vas de bien o mal y reaccionar en consecuencia. Incluso permiten el lujo de conformarte cuando ya crees que has hecho un papel más honroso que el de tus compañeros de juego, puesto que no hay castigo para los perdedores, sino premio. Un premio en forma de puntos.
    En fin, soy capaz de ver a Rf en todas las finales, pero nunca como ganador. En cambio, JM es un rival que se postula como un auténtico Kingmaker. Si le vences, lo tienes hecho, pero como te venza, te lo quita todo. V por su parte, una vez que juegue con Friedrich y pula la falta de experiencia, si es capaz de mantener un juego como el actual, va a hacer mucha pupita.

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