miércoles, 23 de abril de 2014

Semana Lúdica 2014

La semana santa es el momento para estar con los tuyos y revivir viejas tradiciones. Por ello yo me junto con mis colegas y los invitó a jugar partidazas de esos viejos, buenos juegos de toda la vida.

Todo comenzó el sábado 12 de abril con una sesión medio informal doméstica del club de Friedrich. JM y Flojich son dos de los asistentes más asiduos a estas sesiones, pero no pudieron acudir esta vez y por ello nos conformamos con dos partidas, una por la mañana y otra por la tarde.

En la de la mañana yo me senté en el lado de Austria, Will en el de Francia, y Ringard en el de Rusia. Para el papel de Friedrich teníamos un V. que llegó algo tarde y adormilado después de que le sacásemos de la cama a telefonazo limpio.

Sería por eso por lo que no jugó tan bien como la última vez. Fue derrotado por mí al final de 13 turnos. Logré mi victoria un poco por sorpresa al deshacer una torre con 3 generales y conquistar de una vez los cuatro últimos objetivos en Sajonia. V. no se había dado cuenta porque yo no había anunciado el Gardez que funciona como el jaque en el ajedrez. Sencillamente, no me había dado cuenta de que con ese movimiento ganaba la partida.
Final de la partida de la mañana. En el centro la posición de los tres generales austríacos tras conquistar 4 banderas en un único movimiento.
En general, mi estrategia consistió en sacar partido de los errores de principiante de V. y perseguirle implacablemente allí dónde iba. Tuvo bastante suerte porque Rusia abandonó la partida en el turno 6, y porque no salía ninguna reducción de subsidio prusiano. Estuve ayudando un poco a Francia, que tenía conquistados todos sus objetivos menos Magdeburgo. Al mismo tiempo, intentaba ganar con el Imperio, más que nada para incrementar la presión y obligar a Prusia a desviar recursos a otra parte.

Tras un breve almuerzo llegó Rf para reemplazar a V. que ya se había marchado. Se repitieron los papeles cambiando a V. por Rf. en el papel de Prusia. La verdad es que eso fue porque Ringard quiso, porque Rusia le había caído en suerte a Rf. Pero ambos acordaron intercambiar sus papeles.

Lo cual fue desafortunado para Ringard. La zarina se iba de la partida en el turno 7. No era el día de Ringard, eso estaba claro. Lograba sacar a Suecia de un enjambre de 2 perseguidores prusianos y 1 hannoveriano, y como no tenía manera de ganar la partida, se dedico a fastidiar a Prusia en Brandenburgo.

En mi lado del tablero Rf. dejaba muy pronto una pieza sola en Sajonia y otra en Silesia. Yo junté sendas torres de dos generales contra cada una. Rf. abandonó Sajonia con rapidez, y se mantuvo en Silesia como pudo al tiempo que yo juntaba una pila de 3 generales y 22 puntos y le hacía pagar cara su defensa en cartas.

Le ayudó el hecho de que no salió ninguna carta de recorte de subsidios hasta el final mismo de la partida. Le perjudicó su estrategia de defender con 5 puntos en Prusia Oriental. El general que estaba allí tardó 4-5 turnos en llegar a Silesia para apoyar.

El Imperio avanzaba inexorablemente y conquistaba bandera tras bandera con cobertura austríaca hasta llegar a Leipzig, dónde Prusia se plantó y logró frenarme. Al mismo tiempo le estaba repartiendo bastantes palos a Francia, que se mantenía a 2-3 objetivos de la victoria en el momento de abandonar la partida en el turno 14 ó 15.

La cosa pintaba fea. A pesar de sus errores Rf. parecía que iba a escaparse con la victoria. En Silesia cambié mis prioridades de machacar prusianos a conquistar los últimos objetivos. Me ayudó el que en un par de ocasiones Rf. colocase una pieza en un localización que bordeaba varios palos de cartas, con lo que yo le sometí a varios ataques a palo cambiado. Llegado el final del turno 17 ó 18, ya estaba tirando la toalla.

Para el último turno - el 19 - Rf había consumido sus 140 minutos de tiempo y tenía que tirar de cronómetro. Al resto nos quedaba todavía 1 hora de tiempo. Creo que a esto se debe su gran error final que cometió al colocar dos generales juntos en Gross Strehlitz, dónde pude atacarle desde dos palos diferentes y además cercarle. Con la destrucción de estos 2 generales conquistaba mi ultima bandera (Cosel) y ganaba la partida.
Final de la partida de la tarde. En el extremo sureste de Silesia la posición de los dos generales austríacos tras cercar y destruir a la pila de 2 generales prusianos que defendían la última bandera.

En general Rf. tuvo errores de estrategia y aciertos de táctica, y mucha suerte con las cartas del destino. Yo cometí algún error, como dejar que un general prusiano reforzase al que tenía acorralado al sudeste de Silesia, pero por lo general estoy bastante satisfecho del conjunto de mi estrategia. Me tomé las cosas con algo más de calma y me concentré más en desgastar a mi enemigo. 

Estas dos victorias han mejorado bastante mi cómputo general en la mini-liguilla que tenemos montada entre los asiduos del club. También sirvió para comprobar hasta que punto funcionaba el sistema de puntuación algo complejo que vamos a usar para el CAFE 2014, y para el cual yo he hecho una pequeña aportación. Seguramente tendré que escribir sobre ello con más detalle.

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Para esta semana inicialmente tenía planeada una partida de "Civilization", pero el grupo de personas con el que suelo jugarlo se había ido de vacaciones. Así que por la tarde del jueves santo yo, Rf, Will, y Freddy nos reunimos alrededor de un tablero de otro gran juego de Francis Tresham: 1830. Como mi grupo de jugadores todavía está aprendiendo los entresijos del juego, iniciamos la partida con 9.000$ en la banca y con una puja simplificada "por paquetes" para las privadas.

Tenía a Rf. a mi izquierda, a Freddy a mi derecha, y a Will enfrente mía. En el reparto inicial de privadas Rf. se quedo con B&O por un sobreprecio de 30$ (demasiado), Freddy se cogió S&V y M&H, Will C&A, y yo me llevé D&H y CStL por el precio par, que es muy barato.

Barato fue también como comencé. Al ser el último en la ronda inicial de bolsa, pude ver lo que todos hacían. Will iniciaba PRR y la iba a poner en funcionamiento en el primer turno. Freddy y Rf. establecían precios de 100$ por título de NYC y B&O respectivamente y compraban algunas acciones  el uno del otro, pero sin que fueran a ser capaces de hacer flotar las empresas. Parecía que los trenes de 2 iban a estar un rato largo funcionando, y necesitaba una empresa con acceso inicial rápido a una fuente de ingresos, a un precio barato que generase gran rendimiento por acción. Monté B&M al precio par más bajo: 67$ por acción. Normalmente es una de las peores compañías, pero está cerca de Nueva York (que es la localización con mayor rendimiento). Rápidamente desarrolle vías, compré una segunda estación, y dos trenes de 2, y estaba dando dividendos de 7-9$ por acción que era el doble de lo que sacaba la competencia (PRR).

Pasado un tiempo, quería que entrasen en juego los trenes de 3. PRR me estaba cogiendo terreno. NYC y B&O seguían estancadas, la privada de está última dándole 30$ por ronda a Rf. cuando estaban vendidas un 50% de las acciones de la pública. Compre el 10% restante para flotarla, y eso obligo a Rf. a ponerse en movimiento. NYNH fue flotada no recuerdo si por Freddy, o por Will, el caso es que entre ambos hubo una "guerra corporativa" bastante curiosa por la cual se quitaron empresas el uno al otro. Freddy le quitó PRR a Will, y este le levantó el control de NYC o de NYNH.

Con 5-6 compañías públicas en franca expansión, los trenes de 3 pasaron en un suspiro. Para cuando los trenes de 4 estaban listos para comprar, yo ya había flotado mi 2ª compañía, CPR, a un par de 82$ por acción. Es otra compañía mediocre, aunque menos que B&M, pero con las privadas que me habían dejado tan amablemente al comienzo tenía un plan para hacerla tremendamente rentable. Primero compré con ella el primer tren de 4 que arruinaba los trenes de 2 que tenía B&M, el tren de 3 que le quedaba a ésta fue comprado por mi CPR por 1$. En la siguiente ronda bursátil pude vender el 50% de B&M por 775$ (había comprado por 335$) y soltarle la presidencia de una B&M sin trenes y apenas 80$ en caja a Freddy, que se había convertido en el 2º accionista atraído por unos dividendos que necesitaba como agua de mayo por el largo tiempo que había tardado en flotar una empresa.

Con el dinero de la venta de  B&M flote Erie a precio par de 100$, y con la habilidad especial de la privada M&H planté la CPR con conexiones a Nueva York. Al final, tanto Erie como CPR tenían un tren de 5 cada una, además de otro segundo tren menor, buenas conexiones con Nueva York, y estaba haciendo dividendos que crecieron de los 20 y pico dólares hasta los 40$ por acción por ronda.

En parte me sorprendió que la partida durase tanto. Al pasarle B&M a Freddy, él apenas tenía dinero o acciones. Pensaba que iba a entrar en bancarrota. Pero entre el dinero que le quedaba a la PRR (ahora en su poder) y los 80$ que le quedaban a B&M pudo comprar el tren de 5 que quedaba y continuar en el negocio. Llegó incluso a comprar un tren de 6 que me hizo perder un tren de 3 en una de mis empresas, con lo que los rendimientos descendieron de 40$ a 22$ por acción por ronda. Incluso así, yo ya estaba finiquitando la partida a base de sacar 600$-800$ por ronda de acción de la banca.

Gané de manera bastante indiscutible. Otra vez. Los jugadores que más se retrasaron en flotar una empresa, Freddy y Rf., fueron los que sacaron resultados más modestos. Will quedó en mejor lugar por iniciar el negocio más pronto, y siguió una estrategia de mantener sus empresas en las zonas bajas de cotización para poder comprar grandes paquetes de acciones. Al final tenía el 100% de NYNH. Obtenía buenos rendimientos, y tan sólo las bajas cotizaciones de sus empresas finales (NYC y NYNH) impidieron que tuviera un resultado mejor.

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El viernes 18 era el día grande de la semana. Quedamos al mediodía para otra épica partida de Here I Stand. Yo me hacía con los protestantes y tenía un buen comienzo en el primer turno, salvo por la quema en la hoguera de Carlstadt. Ringard jugaba como Papa y lo hizo lo mejor que pudo, pero su mayor aliado, Habsburgo - llevado por el veterano Dg. - le engaño en varias ocasiones, conquistando Florencia y sometiendo a Génova. Habsburgo fue llevado con mucha habilidad por su jugador, con una estrategia centrada en ganar por lo militar, mediante la conquista de objetivos.

Su mayor enemigo era el Turco, liderado por Flojich. No solamente conquistó Hungría, sino que llegó a tomar Viena y aprisionar a Fernando de Habsburgo. En el contraataque, empero, perdió tanto al Sultán como a Ibrahim. Pasó un turno recuperándose, rescató al Sultán, y retorno con su ejército a la conquista de Venecia al final de la partida.

El novato de la sesión era JM, como Francisco I de Francia. Se defendió bastante bien, haciendo un poco de todo - construyó 4 palacios, envió colonias, exploradores y conquistadores a América, conquistando claves - y me obligó a jugar una carta al final del 5º turno para evitar que ganase. Al otro lado del Canal de la Mancha, Freddy encarnaba a un Enrique VIII más guerrero en la batalla que en el dormitorio. No se llevó al catre a Ana Bolena hasta el turno 4º, con el resultado histórico, aunque en el turno 5º hizo un pleno con Jane Seymour, con la cual vivió feliz el resto de sus días. Una compensación por el fracaso de sus campañas en Escocia, aunque lograse conquistar Amberes y Bruselas.

El tardío divorcio del rey inglés retrasó la introducción del protestantismo en Gran Bretaña, y con ello perjudicó mi causa tanto como mis horribles tiradas de dados en la parte central de la partida. En sucesivos intentos de conversión que habitualmente expanden la herejía de manera notable no saque más allá de 5s con los dados, y a menudo mucho menos. La Liga Esmacalda entraba en juego a mediados del turno 4º, pero en el 5º Carlos V aprovechaba la tregua con los turcos para conquistar Augsburgo y Mainz y separar mis territorios en dos mitades. Menos mal que al turno siguiente tuvo que partir para resolver crisis en otros lugares de su imperio.
Final de la partida.

Fue ese el turno - el 6º - en el que finalizó la partida tras unas 10 horas. Francia, Habsburgo, y los otomanos se disputaban la victoria con 20 y pico puntos cada uno. La victoria fue al final para los otomanos de Flojich, que se beneficiaron de una importante y exitosa actividad de piratería propiciada por la aparición del evento "Piratas Berberiscos" ya en el turno 1.

El ambiente de la partida fue a la vez muy cordial y muy competitivo. El juego dista mucho de ser perfecto, pero en mi grupo es el juego que ofrece una experiencia tan colorida para 6 jugadores, y cuando convoco una partida nunca me faltan voluntarios. Muy posiblemente repitamos este verano.

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Para el sábado me esperaba una jornada de "descanso" con una partida de "Napoleons Triumph" contra Flojich. Yo tomé el control de los aliados y Flojich el de los franceses. Comencé presionando con éxito en el flanco izquierdo hacía Sokolnitz y cruzando el Goldbach hasta que la situación forzó a Flojich a traer sus dos cuerpos de refuerzo, lo que le ponía en obligación de atacar para ganar.

En mi avance había estirado bastante el resto de mi línea, lo que Flojich aprovecho para colarme un escuadrón de caballería por el centro y desbaratarme el cuerpo de Constantine con ataques masivos de caballería pesada por mi flanco derecho. Después atacó a Bagration y otro cuerpo más al centro. Todo ello me puso en serias dificultades y terminé concediendo la partida en el turno de la 1:00 PM y con la moral del ejército muy baja.

Las sensaciones del juego han sido buenas, con alguna pega. Materialmente el juego tiene una calidad elevada y es visualmente agradable e informativo a la vez. En el núcleo central del juego está el desorden creciente de los ejércitos durante una batalla. Cada ejército comienza ordenadamente dividido en cuerpos que tienen mucha fuerza y son fáciles de maniobrar, pero lo normal es que durante el transcurso de la batalla cada cuerpo empiece a disgregarse cuando envía un regimiento a cubrir aquello y otro a defender eso. Si uno se distrae es fácil que termine con el ejército desperdigado por todo el tablero e incapaz de hacer ninguna maniobra efectiva, pues volver a juntar los cuerpos es tarea harto difícil.

La pega no la tiene el juego en sí, sino su reglamento. Tuvimos algunas dudas. Yo sigo teniendo algunas después de jugar. El reglamento resultaba confuso en la parte más importante, que es la del combate, las bajas, y las retiradas. El caso es que hay aspectos del combate que no termine de entender y que fueron una causa importante de mi derrota, pues había zonas que consideraba bien defendidas y no lo estaban. Debe ser que soy tonto o algo así, pero me parece que el manual estaba escrito de manera excesivamente técnica que seguramente sea la adecuada para un nerd de ComSimWorld, pero que se hace jeroglífica para personas más "normales". Hay abundante "literatura" de ayuda y vídeos sobre este juego, pero apenas tuve tiempo para repasarlos.

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La Semana Lúdica termino como había comenzado: con una partida de Friedrich. Ringard y yo quedamos en la tarde del domingo con JM y C_M que no habían podido asistir a la sesión del sábado 12.

C_M le salió Prusia, a JM Francia, yo tenía Austria pero la cambié por Rusia que le había salido a Ringard, o de otra manera él y yo estaríamos repitiendo los roles de las dos últimas partidas.

Prusia es un bando que a C_M le sigue costando a pesar de haber logrado alguna que otra victoria con él. Su forma de resolver la presión mental que sufre por ello es adoptar una postura algo agresiva. En Silesia pudo hacerlo porque Ringard dedico allí tan sólo fuerzas menores con 6 puntos. 3 generales austríacos con 24 puntos se apilaban en una torre en Sajonia y forzaban al prusiano a abandonar la región.

Al norte C_M había seguido la táctica - copiada de los suecos - de lanzar al general hannoveriano nº1 contra el sueco. Mi contra esta vez fue lanzarle el tren de suministros sueco para hacerle perder tiempo. Funcionó. Suecia se fue en el turno 8 tras conquistar 5 objetivos de 10 y perder 4 veces el tren de suministros, manteniendo ocupados a un general prusiano y a ratos al hannoveriano también.

Rusia se fue en el turno 11 con 8 objetivos en su haber. En Kammin-Pomerania el trabajo estaba liquidado a falta de un objetivo sin defensa. Tan sólo en Prusia Oriental el general 8 prusiano aguantaba con 2 puntos en picas tras un combate en el turno 2 ó 3, en el que hice un intento con una buena mano de ese palo que tenía en ese momento. Tras eso me encontré con que el grueso de mis fuerzas (11 puntos) estaban en Kammin e iba a tener dificultades para traspasarlas a Prusia Oriental.

La primera reducción de subsidios la sufrió C_M en el turno 12. Yo entonces controlaba el Imperio con 3 de 5 objetivos conquistados. Ringard había estado dando apoyo masivo - a mi me parecía incluso que excesivo - con los 3 generales de 24 puntos en la zona al sur de Magdeburgo. Eso facilitaba las cosas a Francia, pero JM tardaba en aprovechar la ocasión porque evidentemente se veía que le faltaban corazones en su mano. Al final C_M logró rechazar con elevado coste a todos sus enemigos de la zona, justo cuando Ringard se volvía a interesar por Silesia.

La debacle final prusiana se produjo en este último escenario, tras algún error de posicionamiento que otro por parte de C_M y un angustioso combate en picas hasta la última carta entre él y Ringard, que ganó la partida y terminando con 7 cartas en su mano. JM también se quedó a tan sólo un objetivo - Magdeburgo, para variar - de la victoria, pero allí C_M se la pudo dar con queso a pesar de cometer también algún error.
Decisión en Silesia. Este último combate en el que Prusia defiende su última bandera en Lublinitz. El resultado fue de empate tras agotar ambos todas sus cartas en picas. Más al norte el general 8 prusiano se aproxima por fin a la zona decisiva tras una travesía de 5 turnos.

Prusia aguantó 16 turnos y de verdad que estuvo a punto de salvarse. Al final todo descansaba en colocar adecuadamente y de manera precisa los generales prusianos, pero la tensión en las fases finales de la partida es grande, y lo difícil es no caer en el error, por evidente que sea.

De la partida yo saqué la táctica del tren de suministros sueco para parar el gambito Hannover-Suecia que parece haberse puesto de moda entre algunos de nuestros jugadores últimamente. El temprano abandono de Suecia en esta partida es una de las circunstancias que desaconsejan tal estrategia, la otra es la facilidad que tuvo Francia para avanzar contra Hannover.

Un error importante de C_M en mi opinión fue que tras irse Rusia mantuvo sobre el tablero al general 8 y le hizo recorrer el largo camino hacía Silesia con tren de suministro y todo. Para cuando terminó la partida estaba empezando a llegar. Echo en falta ese general en el tablero durante los 5 turnos que estuvo en tránsito, y más le hubiera valido eliminarlo y traer esos refuerzos en Berlín con otro general que al final es el que eliminó. Si no lo hizo fue porque en ese momento estaba algo mal de cartas y le costaba a la idea de tener que recomprar los 2 puntos del general 8. Pero en ocasiones la mejor idea a corto plazo tiene un coste mucho mayor a la larga.

domingo, 6 de abril de 2014

Historia de Tres Guerras (III)

Mediterráneo Sangriento

La entrada.

Ya antes de la suspensión de la Primera Ofensiva en septiembre de 1915 se habían enviado submarinos alemanes al Mediterráneo. La mayor parte de ellos eran UBs y UCs enviados por vía férrea a la base austrohúngara de Cattaro en el Adriático ya en marzo, pero como tardaron un tiempo en montarse y ponerse a prueba el pionero fue un submarino de flota, el U-21, que llegó por ruta marítima desde Alemania.

Obviamente, en su ruta hubo de cruzar el estrecho de Gibraltar. Ello no supuso dificultad alguna para el U-21, ni parece que tampoco para ningún otro sumergible germano durante esta guerra. Mientras que en el Canal de la Mancha se volcaron cada vez más recursos para bloquear el paso a los U-Boote, el estrecho de Gibraltar fue un auténtico coladero para los alemanes con submarinos entrando y saliendo a voluntad, en ocasiones durante una misma patrulla. Las razones para ello son básicamente tres:
  1. Geografía. Aunque el estrecho de Gibraltar es la mitad de estrecho (14 km. aprox.) que el Canal de la Mancha (33 km. aprox. en su extremo más estrecho), es mucho más profundo lo cual dificulta o imposibilita el minado. Las minas han de anclarse al fondo del mar, y cuando la profundidad es muy grande se requieren cadenas de anclaje imposiblemente largas.
  2. Política. El Canal de la Mancha se encontraba bordeado enteramente por países beligerantes aliados - Francia, Inglaterra, y Bélgica - por lo que había plena libertad de operación para los aliados para actuar en ese área. En Gibraltar cualquier acción militar estaba limitada por la vecindad de un país neutral: España.
  3. Tecnología. Como ya hemos visto en el transcurso de la primera ofensiva, a estas alturas la tecnología antisubmarina - especialmente la detección - no estaba muy desarrollada.
Galipoli

Una vez en el Mare Nostrum el área principal de operaciones al inicio fue la zona de los Dardanelos, dónde los aliados intentaban forzar la entrada al Bósforo y la caída del Imperio Otomano llegando a la capital, Estambul.

La batalla ha pasado a la historia como una de las grandes pifias de los aliados. Ya en febrero de 1915 habían comenzando bombardeando las posiciones turcas en la península de Galipoli. El bombardeo fue acompañado de desembarcos de destacamentos de infantería de marina que llegaron sin oposición a lugares que luego no alcanzo la ofensiva principal antes de ser retirados. Realmente en este momento las defensas turcas no estaban preparadas, pero los aliados tardaron 2 meses en retornar con tropas suficientes para un desembarco en condiciones y en ese tiempo los turcos prepararon un comité de recepción bajo el mando del alemán Lyman von Sanders. El resultado: guerra de trincheras y las tropas aliadas paradas en sus trincheras a poca distancia de sus propias playas de desembarco.

En la zona había una concentración de navíos aliados, tanto civiles de aprovisionamiento para las tropas, como militares para el bombardeo de costa. Las defensas antisubmarinas se encontraban en pañales en esta época. El resultado fue que los alemanes se anotaron varios tantos contra navíos de guerra enemigos de cierta importancia. Aunque estos éxitos han de ser valorados frente al hecho de que los británicos habían decidido que en el Mediterráneo emplearían únicamente unidades secundarias y obsoletas, manteniendo lo mejor de su flota con la Grand Fleet en Scapa Flow, en Escocia.

No sólo el U-21 se anotó hundimientos. Pronto se le unieron los UB Is y UC Is enviados por vía férrea. Estos pequeños sumergibles se encontraban allí en su elemento si es que alguna vez tuvieron uno. En las aguas constreñidas y poco profundas de los Dardanelos, a poca distancia de sus bases en Estambul o la costa de Asia Menor, su escasa velocidad, armamento o alcance no resultaban una desventaja, y su pequeño tamaño les permitía navegar por entre las obstrucciones aliadas.

En su conjunto, las operaciones submarinas durante la batalla de Galipoli son difíciles de valorar como decisivas por sus resultados, aunque el hundimiento de sus propios barcos por enemigos invisibles ante las mismas narices de las tropas desembarcadas debieron tener un indudable efecto negativo sobre la moral de las mismas.

La base principal de los sumergibles alemanes en el Imperio Otomano era la propia capital de Estambul. Allí no formaban una unidad submarina independiente, sino que se encontraban subordinadas al Admiral Souchon. Al comienzo de la guerra éste había escapado con un acorazado y un crucero de batalla alemanes refugiándose en la capital del entonces neutral Imperio Otomano. Los barcos cambiaron las banderas alemanas por turcas, lo mismo que sus nombres. Pero por mucho que las tripulaciones apareciesen tocadas ahora con un fez, los barcos seguían siendo esencialmente alemanes. Estas dos naves de guerra constituyeron el núcleo de la flota otomana.

Desde Estambul los U-Boote no sólo operaron contra los aliados en los Dardanelos, sino también contra los rusos en el Mar Negro. Sin embargo los éxitos logrados en esta zona fueron muy escasos, en parte por el menor tráfico marítimo y también por el efectivo dominio ruso del mar y del aire en la zona.

La base de Estambul fue siempre secundaria. En el puerto apenas había instalaciones ni personal capacitado para el mantenimiento de un arma tan moderna. Se encontraba al final de una larga línea de abastecimiento para el envío de municiones, piezas de recambio, y combustible desde Alemania. En cuanto un sumergible requería una reparación o mantenimiento de cierta envergadura, se veía obligado a emprender el largo y peligroso camino hacía la costa croata, dónde las instalaciones de Cattaro ofrecían mejores posibilidades.

Otro Mar, otra Guerra.

Tras los combates de los Dardanelos los sumergibles germanos apoyaron otras operaciones de tierra, como la lucha contra el desembarco aliado en Salónica, los combates en Oriente Medio, o el levantamiento de tribus indígenas en Libia. Mas en general quedaron bastante libres para proseguir la guerra contra el tráfico mercante aliado.

Mientras que este tipo de guerra en aguas británicas quedó sujeto a interrupciones motivadas tanto por la presión diplomática estadounidense como por las disputas internas entre el gobierno civil alemán y los militares, en el Mediterráneo no hubo interrupción alguna hasta el propio final de la guerra. Aparentemente los alemanes acertaron cuando juzgaron que los hundimientos en esta zona tendrían menos repercusiones negativas para su imagen.

Ello no quiere decir que no se produjeran incidentes. La declaración de guerra italiana inicialmente estaba dirigida únicamente a Austria-Hungría, por ello los submarinos germanos operaron inicialmente enmascarados como navíos de la doble monarquía. Curiosamente, esta dudosa treta no es mencionada en el libro de Schröder.

Más relevante resulto ser el hundimiento de buques hospital, en ocasiones bajo la acusación de que estaban siendo utilizados como transportes de tropas. En alguna ocasión los alemanes llegaron a negar la acción de torpedos y achacar el hundimiento a campos de minas, lo que si sucedió efectivamente con el Olympic, buque gemelo del infame Titanic. Aparte del cruce de acusaciones y excusas, los hundimientos de buques - hospital parece que no tuvieron más impacto internacional que el del Lusitania.

La presencia de frentes - como el de Salónica y el de Oriente Medio - que tenían que ser abastecidos y reforzados por mar desde Europa Occidental incrementó las posibilidades de ataques contra transportes de tropas, que en ocasiones se saldaban con éxito y cuantiosas bajas en las tropas embarcadas. El 8 de octubre el U-35 hundía al transporte francés Gallia provocando la muerte de 1.397 hombres entre tripulación y tropas. Sin embargo, el mayor número de bajas en tropas embarcadas lo logro el austro-húngaro U-5 al hundir al italiano Principe Umberto y causando la muerte de más de 1.900 hombres.
El transatlántico Gallia

Hasta bien entrado 1917 los sumergibles germanos gozaron de grandes éxitos y bastante impunidad en aguas del Mediterráneo. Aparte de la ya consabida ventaja tecnológica de la ofensiva sobre la defensa, el motivo principal parece ser la falta de un mando unificado en este área para las marinas italiana, francesa, y británica. La falta de coordinación resultante dejaba a muchos mercantes sin escolta cuando pasaban de la jurisdicción de una marina a la de otra que no había recibido aviso. También se planteo cerrar el estrecho de Otranto - entre Italia y Albania - pero se tardó mucho tiempo en poner los cuantiosos recursos de barcos de patrulla y minado requeridos para llevar a cabo dicho barraje de manera efectiva.

Mientras la ofensiva submarina en aguas de Gran Bretaña se encontraba detenida total o parcialmente, los hundimientos logrados por los U-Boote en el Mediterráneo constituían un recordatorio de los éxitos que se no se estaban logrando por la inactividad de los sumergibles de la Hochseeflotte. Max Valentiner y Walter Forstmann, dos de los comandantes de submarinos más exitosos, alcanzaron buena parte de sus cifras de hundimientos en el Mediterráneo.

Sin embargo, un hombre que hacía carrera en el mismo mar les dejaría a todos en la sombra con sus propias cifras de éxitos.

Lothar von Arnauld de la Perière.

Descendiente de una familia de nobles franceses emigrados a Prusia en el siglo XVIII, v. Arnauld era uno de esos ambiciosos y jóvenes oficiales de la Hochseeflotte frustrados por su inactividad. Solicitó sin éxito el traslado a la aviación naval, pero en 1915 logró ser transferido a la creciente arma submarina.

Allí comenzó su carrera como segundo a bordo del U-35, comandado por Waldemar Kophammel, quien terminaría la guerra en el 11º puesto de hundimientos. En otoño de 1915 el U-35 fue uno de los sumergibles enviados por Gibraltar hacía el Mediterráneo. Tras una travesía fructífera, al llegar a puerto Kophammel tuvo que cederle el mando de la nave a su segundo ya que él iba a convertirse en jefe de todos los submarinos germanos basados en la Austria-Hungría.

Así fue como, comenzando en 1916, v.Arnauld inició una brillante carrera que únicamente terminaría con el final de la guerra en 1918 y que se cerraría con ¡196 barcos hundidos con un total de 455.000 toneladas de desplazamiento!. De esta manera, se convertía en el comandante naval más exitoso de todos los tiempos.

La mayor parte de estos logros se los anotó v.Arnauld en sus dos años de carrera (1916-1918) en el Mediterráneo, y a bordo del U-35. En especial destaca una patrulla llevada a cabo entre el 26 de julio y el 20 de agosto de 1916, durante la que el U-35 envió al fondo 54 buques con un total de 90.350 toneladas. Todos los hundimientos de esta patrulla se lograron mediante el sistema de presa, avisando a las tripulaciones de los barcos atacados y dándoles un tiempo para abandonar la nave. De hecho, v.Arnauld evitó atacar tanto a un buque-hospital como a otro de 10.000-20.000 toneladas que navegaba a oscuras y del cuál no podía estar seguro si se trataba de un buque de pasajeros o un transporte de tropas.

Durante esa patrulla el U-35 había disparado 389 proyectiles de su cañón de cubierta. El dato es relevante porque la carga de proyectiles teórica de un sumergible del tipo del U-35 era de 300. A estas alturas de la guerra era práctica habitual que los comandantes "sobrecargasen" sus sumergibles con proyectiles de cañón y cargas explosivas a fin de poder hundir la mayor cantidad de barcos posible sin gastar alguno de sus escasos 6 torpedos que llevaban a bordo.

La habilidad de v.Arnauld era innegable. debía parte de su éxito a la costumbre de cambiar de zona rápidamente tras lograr hundir algunos barcos. Así fue como en varias patrullas cruzó el estrecho de Gibraltar para acosar el tráfico mercante en el área entre cabo de San Vicente y Marruecos, para luego volver al Mediterráneo sin incidente alguno por el mismo estrecho.

A pesar de todo, las patrullas de v.Arnauld no estaban exentas de encontronazos con las fuerzas de defensa aliadas. Durante la citada patrulla un destructor le atacó durante dos horas con cargas de profundidad, mantuvo un duelo a cañón con un barco-trampa italiano (que tuvo que interrumpir) y fue perseguido por una docena de lanchas rápidas. Sin embargo, parece que v.Arnauld desarrolló un cierto olfato para evitar a las fuerzas navales enemigas y huir a tiempo del peligro. Es destacable el hecho de que, de los 196 barcos que hundió, sólo 2 eran barcos de guerra. En su caso la agresividad no estaba reñida con la prudencia.

Valoración global.

El acoso de los submarinos alemanes en el Mediterráneo llegó hasta el punto en que los británicos se vieron obligados a desviar tráfico marítimo con oriente por el Cabo de Buena Esperanza, lo que alargaba el trayecto durante semanas.

Estos logros fueron la obra de unos pocos submarinos - entre 12 y 20 en el Adriático y Estambul - con unos pocos comandantes como v.Arnauld y otros que ya he mencionado marcando la diferencia con elevadas cifras de hundimientos. Su forma de operar la traían aprendida desde la primera ofensiva submarina contra Gran Bretaña. Salvo excepciones seguían el sistema de presa, deteniendo los barcos, inspeccionándolos, y hundiéndolos al cañón o con cargas tras permitir a la tripulación abandonarlo.

A pesar de los barcos hundidos, de las víctimas que iban en ellos, del desvío de tráfico por el sur de África, la guerra submarina en el Mediterráneo era bastante molesta, pero no era decisiva.

Más allá de Galipoli, los UB Is tuvieron éxitos bastante modestos. Los UC Is llevaron a cabo minados efectivos, pero en el trayecto de ida y vuelta no podían atacar ningún buque enemigo. Los sumergibles realmente exitosos en el Mediterráneo eran los de flota, que entraban por Gibraltar.

Estos sumergibles de flota procedían de la Hochseeflotte en Alemania, y hemos de recordar que su traslado al Mediterráneo se produjo como consecuencia de la presión diplomática causada por incidentes con buques de pasaje en aguas de las Islas Británicas.

La presencia de estos sumergibles, y con ellos de las grandes cifras de hundimientos, en el Mediterráneo era un apaño, una distracción. Ninguna cantidad grande o pequeña de buques hundidos en el Mediterráneo iban a forzar a Inglaterra a abandonar la guerra o aflojar su propio bloqueo. Eso sólo iba a suceder si los submarinos alemanes atacaban las rutas marítimas directamente en torno a su principal enemigo naval: Gran Bretaña.